Pabellón París
El Pabellón París, ubicado frente al Parque Quinta Normal, es el edificio que alberga al Museo Artequin. Fue construido en Francia, en 1889, con el fin de representar a Chile en la Exposición Universal de París (L’Exposition Universelle de Paris) en la que se celebró el Centenario de la Revolución Francesa.
Pabellón Chile en la Exposición Universal de París 1889.
Fuente: stgonostalgico
Una de las condiciones sugeridas por la Dirección General de la Exposición era que los pabellones de los países latinoamericanos se inspiraran en las arquitecturas tradicionales de cada país, lo que incidiría en los premios que otorgaría el jurado. Esta exigencia planteaba un problema difícil de resolver para Carlos Antúnez, en ese momento Ministro Plenipotenciario en Francia del gobierno de José Manuel Balmaceda. ¿Cómo competir con la tradición azteca de México o la tradición incásica del Perú? Ante este dilema, don Carlos Antúnez se arriesgó siguiendo un camino diferente para diseñar el pabellón que nos representaría.
Optó por encargar la construcción de un edificio de hierro, acero y zinc, materiales que habían adquirido gran auge a partir de la Revolución Industrial. Además, el edificio debía ser desmontable, así la inversión sería recuperable ya que el edificio se trasladaría a Chile una vez finalizada la exposición y en nuestro país se reconstruiría y consagraría a algún fin público. Para su diseño y construcción Antúnez llamó a concurso a diversas empresas con experiencia en construcción metálica, resultando ganador el arquitecto francés Henri Picq. En ocasiones se adjudica erróneamente la autoría del Pabellón París al famoso arquitecto Gustave Eiffel, probablemente porque su obra máxima, la Torre Eiffel fue construida para esta misma exposición y con los mismos materiales que el Pabellón París.
La función de nuestro pabellón era albergar una variada muestra que reflejara el progreso de Chile a través del comercio, la industria naviera, la educación, la agricultura y el ejército. La muestra incluía además una importante selección de obras de connotados artistas nacionales, entre ellos el pintor Pedro Lira, que presentó “La fundación de Santiago”, el escultor Virginio Arias, que exhibió “El descendimiento de la cruz”, obras que fueron premiadas en esta exposición.
Una vez terminada la Exposición Universal, el Pabellón París fue desmontado y embarcado con destino a Valparaíso y luego transportado en tren hasta Santiago.
Pabellón París en la Quinta Normal. Santiago de Chile, 1906.
Fuente: Alberto Sironvalle
El año 1894 el Pabellón volvió a construirse en la Quinta Normal de Agricultura, con el fin de instalar en él la Exposición de Minería y Metalurgia realizada ese año. Luego fue destinado a diversas instituciones y en 1992, una vez que fue remodelado y restaurado recuperando sus colores originales, se convirtió en la sede del Museo Artequin.
Este edificio representa un testimonio del gran esfuerzo económico y creativo de un período histórico nacional que concentra aspectos típicos de la arquitectura europea de fines del siglo XIX. Por su importancia y belleza arquitectónica, el Pabellón París fue declarado Monumento Nacional en 1986.
El estilo del Pabellón París
Por estar construido sobre un zócalo de baja altura y por los pilares que enmarcan su puerta de entrada, se puede decir que el estilo del Pabellón París es cercano a la arquitectura clásica, aunque al mismo tiempo presenta atractivas características del Art Nouveau especialmente en lo que a su ornamentación se refiere. El rasgo más característico del Art Nouveau es el uso de líneas sinuosas asimétricas basadas en formas orgánicas y naturales, especialmente vegetales, las que están presentes en la fachada del edificio y en las estructuras de hierro tanto de los pilares, como barandas de las escaleras y del segundo piso.
Probablemente la mayor ornamentación del Pabellón París se encuentra en las cinco cúpulas vidriadas que coronan el edificio. Gracias a ellas y a los amplios ventanales que rematan tres de sus muros, la transparencia y luminosidad al interior del edificio se convierte en otra de sus características más atractivas y originales. Los balcones del segundo piso son los elementos que se destacan en la composición de ambas fachadas laterales del Pabellón y son los únicos elementos que interrumpen la pureza volumétrica del edificio.