El estudio del pintor (1855)

El pintor francés Gustave Courbet es el líder del movimiento realista que reacciona contra el idealismo romántico y que expresa el gusto por la democracia. Sus temas, propios del realismo social, lo acercan a Millet, Daumier y a los seguidores de la Escuela de Barbizon. Sus pinturas representan la vida cotidiana, con la dignidad del trabajo como uno de sus temas preferidos. En este contexto, Courbet propone hacer un arte vivo que represente las ideas, las costumbres y las características de su época.

En “El estudio del pintor”, el artista se representa a sí mismo al centro, ubicando a la izquierda a la “sociedad” y a la derecha a sus “amistades”, algunas de ellas identificables (como Proudhon y Baudelaire, por ejemplo). Para él, todos son dignos de ser representados, porque todos son hijos de la naturaleza. Tal como escribió a un amigo: “Es la historia moral y física de mi taller, es la sociedad en lo más alto, en lo más bajo, en su término medio. En una palabra, es mi manera de ver la sociedad en sus intereses y sus pasiones. El cuadro sugiere también una alegoría del ciclo de la vida humana en la presencia y disposición de personajes, de diferentes edades, en el centro del cuadro.