Idilio (1931)

La pintora polaca Tamara de Lempicka nació en la ciudad de Varsovia en 1898. Posteriormente, durante la Revolución Rusa, su marido, Tadeusz Lempicki, fue tomado prisionero por los bolcheviques y Tamara, después de conseguir su liberación, viaja a París donde inicia su formación pictórica.

Influenciada por pintores cubistas franceses y por maestros del renacimiento, desarrolla de manera personal el estilo denominado art decó. En los años veinte se convierte en la retratista de moda de la aristocracia europea, deslumbrando por la deliberada sensualidad de su arte. Su estilo se caracteriza por un trazo grueso y un fondo plano, y sus personajes, semejantes a esculturas –como en “Idilio”- tienen una actitud altiva y distante con respecto al espectador, al que no miran directamente. Una actitud que tal vez puede interpretarse como arrogante, desdeñosa, incluso despectiva.

Años después de casarse en segundas nupcias con un barón alemán, Tamara y su marido abandonan Europa para radicarse en Estados Unidos, donde la pintora alcanza gran éxito. Sus cuadros alcanzan altos precios, especialmente entre famosos actores de cine. Luego de enviudar, Tamara de Lempicka se traslada a Cuernavaca, México, donde sigue pintando hasta sus últimos días. La artista murió en 1980 y sus cenizas fueron esparcidas sobre el volcán Popocatepetl, tal como lo había pedido.