Monna Lisa 1503 – 1505
El retrato de “Monna Lisa” -o “La Gioconda”- es una de las obras más conocidas y admiradas de la pintura universal. Su autor, Leonardo da Vinci, fue el artista más emblemático del renacimiento. Esta pintura incluye los principales fundamentos de este período: arte, figura humana, investigación científica y perspectiva. Sobre la identidad de la modelo no existe pleno acuerdo.
El historiador del arte Giorgio Vasari indica que el título “La Gioconda” alude al apellido del esposo de la musa, el Marqués Francisco del Giocondo, y Monna Lisa, al diminutivo de Madonna y Elizabetha. Leonardo lleva aquí a la práctica una exigencia de la teoría del arte: un retrato debe mostrar los “movimientos del alma”, es decir, hacer visibles los aspectos psíquicos de la persona retratada. Para el artista, “los retratos producen una impresión más ventajosa cuando las personas representadas aparecen en una luz de penumbra”, principio que plasma en esta pintura. Leonardo conservó este retrato hasta el fin de sus días como una de sus obras predilectas, y Napoleón la instaló en sus aposentos de las Tullerías hasta 1804, fecha en que fue trasladada al Museo del Louvre donde permanece hasta hoy.