Fiesta veneciana, (1719)

Jean-Antoine Watteau, pintor rococó francés, es el iniciador oficial y el máximo representante del género pictórico denominado “fiestas galantes”. Su  paleta, de incomparable delicadeza, revela el estudio de los pintores flamencos, sobre todo de Rubens. Es además uno de los grandes dibujantes del siglo XVIII. Aparte de los estímulos que debió recibir de la alta sociedad francesa, Watteau encontró una importante fuente de inspiración en el mundo de la comedia italiana: ella lo motivó a regresar a París tras su extradición en 1716.

En “Fiesta veneciana” no hay personajes protagónicos: ni la absorta pareja que baila el minué, ni el ensimismado gaitero, ni el caballero ocupado con la conquista de su amada, ni la pareja que pasea ante la fuente, ni las dos damas y el comediante que intercambian confidencias. Todos los personajes tienen la misma importancia, y la composición  está unificada  gracias a la mutación de las telas de seda y el agua, las figuras vivas y la estatua de piedra, los follajes y los rizos que se asemejan unos con otros, contribuyendo además a sugerir un ambiente festivo.