Salón de la calle Des Moulins (hacia 1894)
De origen aristocrático, Toulouse-Lautrec, pintor, grabador y dibujante francés, fue uno de los artistas que mejor representó la vida nocturna parisina de finales del siglo XIX. Siendo adolescente se rompió las dos piernas y, a causa de una enfermedad congénita que le provocaba falta de calcio, éstas no crecieron al ritmo del cuerpo. Acomplejado por esta dificultad física, Toulouse-Lautrec se autoexcluyó del mundo aristocrático burgués, buscando refugio entre los marginados y los explotados.
Como en muchas de sus obras, en “Salón de la calle des Moulins” el artista utiliza el recurso de lo inacabado para representar los vestidos transparentes que dejan entrever los cuerpos marchitos de las mujeres. Pinta crudamente sus rostros ajados, aunque con una cierta simpatía. El interior afelpado, pomposo y mustio, no tiene más atractivo que el de lo desgastado. Un amplio cojín separa al espectador del cuadro, en el que también aparece una mujer entrada en años, probablemente la dueña de la casa, que observa la escena con una mirada calculadora, como evaluando las ganancias que va a obtener.