Las dos Fridas (1939)
El grave accidente sufrido a los 17 años y las dolorosas operaciones posteriores serían definitorios en la obra de la destacada artista mexicana, cuyos cuadros expresan con sutil dramatismo sus padecimientos físicos y también espirituales, en un estilo que se caracteriza por un lenguaje pictórico ingenuo y simple, inspirado en el arte popular.
El autorretrato “Las dos Fridas” muestra el dolor de su separación matrimonial del muralista Diego Rivera: según confesó a un amigo, no podía expresar su pena en palabras, pero sí pintarla. La Frida vestida como mexicana representa a la amada por Diego. Ella sostiene un retrato en miniatura de su esposo cuando era niño, y de su marco sale una vena que va a los corazones de las dos Fridas. La Frida despreciada, con un vestido más bien europeo, sostiene unas pinzas quirúrgicas que cortan esta vena, de la cual se escapa sangre y algunas de las flores rojas bordadas en su falda blanca se transforman en manchas de sangre. En el centro, las manos de las dos están unidas de manera ceremonial. El cielo tormentoso del fondo representa la confusión y el caos interno de las Fridas, totalmente desconectadas del espacio en el que están pintadas.
Este autorretrato doble y todo su trabajo muestran el afán de la artista por representar su experiencia personal y un profundo proceso de introspección.