Jugadores de cartas 1890 – 1895
Por muchos años la pintura de Paul Cézanne fue rechazada por el público y por los críticos de arte. A partir de 1895 y gracias a que el comerciante de arte Ambroise Vollard organiza sus exposiciones, sus obras empiezan a ser realmente valoradas y comprendidas por el público.
En “Jugadores de cartas”, Cézanne ha pintado a dos campesinos de facciones angulosas sentados frente a frente, ensimismados en su juego de naipes. El eje central lo forma una botella de vino en la que se refleja la luz, elemento que proporciona a la composición una rigidez y un orden casi geométricos. Las líneas diagonales de los brazos doblados en ángulo recto, apoyados sobre la mesa, del mismo modo que el punto de fuga de los bordes de la mesa, confluyen en la parte superior de la botella. Los reflejos de la luz sobre las ropas de los jugadores, la mesa y la botella aluden a una iluminación artificial. A pesar de que la escena da la sensación de ser una situación estática, el cuadro expresa una gran tensión interna, debido a la actitud y concentración de las figuras.